EUROPA
PRESS
7 diciembre
2016
La depilación púbica se está
convirtiendo cada vez más común entre hombres y mujeres en todo el mundo, en
gran medida porque han ido cambiando las percepciones sobre el papel del pelo
corporal en el atractivo, la limpieza y las sensaciones de
masculinidad/feminidad.
Una
investigación publicada en la edición digital de la revista 'Sexually Transmitted Infections' alerta de que la depilación del vello púbico está vinculada a un mayor riesgo de contraer una
infección de transmisión sexual. Para averiguar qué impacto podría tener esta
tendencia creciente en las tasas de infecciones de transmisión sexual, los
científicos entrevistaron a una muestra aleatoria nacionalmente representativa
de adultos estadounidenses sobre sus hábitos de aseo íntimo.
La
relación parece ser más fuerte entre los que se arreglan el vello púbico con frecuencia e intensidad, una práctica que los
investigadores, expertos del Departamento de Urología de la Universidad de
California San Francisco y del Hospital General de San Francisco, en
California, Estados Unidos, llaman "preparación extrema".
Entre
una muestra de 14.000 personas con edades comprendidas entre los 18 y los 65
años de edad, unas 7.580 (56 por ciento hombres) completaron la encuesta,
respondiendo a preguntas sobre la intensidad (recorte o eliminación completa) y
frecuencia (de diario a anualmente), así como las herramientas que normalmente
utilizan para depilar el vello púbico.
Se
clasificó como depiladores "extremos" a
aquellos que eliminaron todo su vello público más de 11 veces al año y "de
alta frecuencia" a quienes recortaban su vello púbico
diariamente o semanalmente. También se preguntó a los participantes sobre su
historia sexual, con 7.470 que dijeron que habían tenido al menos una pareja
sexual.
Casi
tres de cada cuatro encuestados (74 por ciento) dijeron que habían arreglado su
vello púbico antes, con más mujeres (84 por ciento)
que hombres (66 por ciento). Entre los que se lo arreglaban, el 17 por ciento
fue clasificado como depiladores 'extremos' y el 22
por ciento entre los que lo hacían con 'alta frecuencia', con uno de cada 10
que pertenecían a ambas categorías.
Los que realizan esta práctica son más
jóvenes y sexualmente activos
En
general, quienes realizaban esta práctica tendían a ser más jóvenes, más
sexualmente activos y haber tenido más parejas sexuales al año y en el total de
su vida que quienes no se depilaban el vello púbico.
El número de parejas sexuales entre los que los depiladores
'extremos' era más alto que para cualquier otra categoría.
La
herramienta de aseo íntimo más común entre los hombres (42 por ciento) era la
maquinilla de afeitar eléctrica, mientras que el caso de las mujeres era la
maquinilla de afeitar manual (61 por ciento). Alrededor de uno de cada cinco
hombres y mujeres usaban tijeras.
En
total, el 13 por ciento de los encuestados (943) dijeron que habían tenido por
lo menos uno de los siguientes problemas de salud: herpes; virus del papiloma
humano (VPH); sífilis; molusco; gonorrea; clamidia;
virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), o piojos púbicos
(ladillas). Después de tener en cuenta la edad y el número de parejas sexuales
de por vida, cualquier tipo de aseo se asoció con un 80 por ciento mayor riesgo
de tener una infección de transmisión sexual en comparación con no arreglarse
el vello púbico.
La
intensidad y la frecuencia del aseo también parecían estar relacionadas con la
magnitud del riesgo: entre quienes lo hacían con alta frecuencia y los que lo
practicaban de forma extrema, el aseo se asoció con entre 3,5 a 4 veces más de
riesgo, en particular para las infecciones que surgen a través del contacto de
piel con piel, como el herpes y el VPH.
Por el
contrario, el aseo de baja intensidad/frecuencia se relacionó con una
duplicación en el riesgo de infestación de piojos, lo que sugiere que el aseo
podría hacer más difícil que los piojos se reproduzcan con éxito. No obstante,
se trata de un estudio observacional, por lo que no
se pueden sacar conclusiones firmes sobre la causa y el efecto.
Para
explicar sus hallazgos, los investigadores sugieren que el aseo podría ser un
indicador de los niveles más altos de actividad sexual y riesgo asociados a la
infección, o que podría causar pequeñas heridas en la piel, a través de las
cuales pueden pasar fácilmente bacterias y virus. En todo caso, los autores
creen que hace falta más investigación para aportar más datos sobre estas
posibilidades.